Lo que empezó siendo una carrera de pintura terminaría otorgándole el título de padre del fotorreportaje. Henri Cartier- Bresson es sin duda uno de los artistas y fotógrafos más importantes del siglo XX. Su fotografía combinaba el arte con la humanidad de las personas. Mostraba la realidad, pero una realidad modificada para cambiar las preconcepciones de la gente.
Junto a su cámara leica hizo fotografías a lo largo de países como México, Estados Unidos, China, la India, África o Italia. La Guerra Civil Española y la Unión Soviética no pasaron desapercibidas por su lente y su país de origen, Francia, también fue escenario de sus imágenes. Quizás la huella más profunda de Cartier- Bresson fuera su teoría del “instante decisivo”. Para él había un momento exacto en el que se debía tomar una fotografía, ni un segundo antes ni uno después, y para ello había que alinear el corazón, el ojo y la cabeza. Sólo con la mezcla de esos tres factores se podría conseguir la imagen adecuada. Para muchos ha supuesto el objeto de estudio de la fotografía contemporánea y es parte de la historia gráfica del siglo XX.
Dentro de los modelos a los que fotografió hubo personajes tan famosos como Fidel Castro, Édith Piaf, Ernesto “Che” Guevara o pintores como Henri Matisse y Pablo Picasso. Pero no todo eran rostros conocidos si no también caras de personas desconocidas que a veces mostraban la miseria que estaban viviendo. En 1947, junto a los fotógrafos Robert Capa, Bill Vandivert, David Seymour y George Rodger fundarían la agencia Magnun, la importante cooperativa fotográfica a nivel internacional.
Sería unas décadas más tarde cuando en 1970 decidió volver a sus raíces con la pintura dejando de lado la fotografía para siempre ya que este gran fotógrafo francés fallecería el 3 de agosto de 2004.
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